Cuaderno de bitácora

lunes, junio 12, 2006

Puntualidad

De siempre he sido bastante puntual en mis citas. No es algo maniático, pero en cierta medida se podría decir que prefiero esperar a ser esperado. No me gusta la sensación de llegar tarde cuando he quedado con un grupo de personas (y mucho menos cuando he quedado con sólo una persona).

Pero por otro lado, cuando he leído lo siguiente, más que reirme (que lo he hecho), me ha dado por pensar que si se hiciera esto, me iba a quedar sin amigos muy prontito:

Aunque soy maniáticamente puntual intento comprender a aquellos que no tienen semejante "manía". Al fin y al cabo si lo normal es lo que ocurre más veces, el raro soy yo.

Sin embargo hay ocasiones -y este fin de semana ha sido una de ellas- en que a uno le hubiera gustado pertenecer alguno de los pocos pueblos que a lo largo de la historia fueron capaces de acabar con tan extendida práctica.

Creo que ya lo conté una vez, pero la "idea" merece ser recordada. Los galos tenían una costumbre un tanto "extrema" -pero terriblemente efectiva- para evitar los retrasos. En las grandes asambleas de representantes empleaban una convincente fórmula para que todos estuvieran en su sitio y a su hora y que consistía en matar, sin excepción, al último que llegaba.

Quizá una medida un tanto radical, pero hay que reconocer que desde luego muy, pero que muy, efectiva.


Lo ha escrito el bueno de peluche.